miércoles, 8 de febrero de 2017

"Operación avalancha": conspiranoia entre el cachondeo y la seriedad

En El péndulo de Foucault, la gran novela de Umberto Eco, los protagonistas inventan una teoría de la conspiración, por pura diversión. Al final, les sale mal la jugada, pues se vuelven locos y la terminan creyendo, y la novela es en buena medida una advertencia sobre los peligros de la conspiranoia. Pero, Eco precisamente empieza por admitir que las teorías conspiranoicas pueden ser divertidas. Nuestro cerebro está programado para gozar con ellas.
            Matt Johnson, el director del film Operación avalancha, es uno de ésos que se deleitan con teorías conspiranoicas. Él mismo acepta que el hombre sí llegó a la luna. Pero, como los personajes de Eco, se divierte abandonando su lado racional, y especulando cómo se habría dado la conspiración lunar. Los filmes conspiranoicos hechos por gente que cree en sus propias teorías, son muy malos. Pero, Johnson ha demostrado que, en plan de cachondeo, se puede hacer una buena película conspiranoica. Johnson aprovecha la ocasión para, medio en broma, medio en serio, alertar sobre algunas conspiraciones que sí estuvieron planteadas durante la Guerra Fría.

            Operación avalancha mezcla los géneros del falso documental con escenas dramáticas, para contar la historia de dos jóvenes aspirantes a cineastas, que son reclutados por la CIA en 1968. Su misión es posar como directores de un documental sobre la NASA, para en verdad tratar de detectar a un espía ruso en la agencia espacial. En el trascurso de sus investigaciones, al espiar conversaciones privadas, descubren que la NASA tiene la capacidad de orbitar la luna, pero no tiene la capacidad de hacer llegar la nave espacial a la superficie lunar. A los muchachos se les ocurre plantear a sus superiores, usar sus talentos cinematográficos para grabar un film de astronautas llegando a la luna.
            Tienen algunas dificultades en detalles cinematográficos. Pero, para resolverlos, acuden a Stanley Kubrick (quien aparece en el film, con la misma técnica de efectos especiales que se usó para plasmar a personajes famosos en Forrest Gump) a través de un engaño, y aprendiendo de sus técnicas en su set de grabación, logran grabar la escena de la llegada a la luna. Al final la CIA transmite la grabación, pero para guardar el secreto, mata a uno de los muchachos; el otro logra escapar.
            La película está nutrida en detalles de las teorías conspiranoicas sobre la falsa llegada del hombre a la luna. Pero, a diferencia de muchas de estas teorías, la película hace un buen esfuerzo en tratar de llenar los vacíos explicativos. Por ejemplo, en el folklore conspiranoico, siempre ha corrido el rumor de que Kubrick (un tipo muy misterioso, que por aquella época, rodaba una película sobre astronautas, 2001 Odisea espacial), fue el director de la película. Pero queda el vacío explicativo: ¿por qué la CIA no acabó con él? El film resuelve este asunto alegando que Kubrick participó en la conspiración, pero sin que él mismo lo supiera.
            Otro gran vacío explicativo común en estas teorías conspiranoicas es: ¿cómo explicar que, ante semejante conspiración que involucró a miles y miles de personas, nadie nunca dijo nada? La película alega que, en realidad, en la conspiración sólo participó un puñado de gente. Los propios ingenieros y técnicos creían que los astronautas habían llegado a la luna, pues cuando la nave espacial estaba del lado oscuro de la luna, no tenían posibilidad de rastrearla; los únicos que sabían de la conspiración eran los dos jóvenes cineastas (y uno de ellos murió), algunos agentes de la CIA, y los astronautas.
            En medio de todo este cachondeo, Johnson introduce algunas cosas más serias. Antes de ir a su misión de espionaje en la NASA, los dos protagonistas tenían la misión de investigar si Kubrick era un comunista. En la Guerra Fría, esto no fue ninguna fantasía: desde los días del infame MacCarthy, el gobierno de EE.UU. había investigado a sus ciudadanos por el temor al comunismo. Hoy, si bien el enemigo comunista no existe, las filtraciones de Snowden revelan que el gobierno norteamericano espía a sus ciudadanos como nunca antes.
            En la película también se menciona una tal operación Northwood por parte del gobierno norteamericano, la cual se planteaba hacer operaciones de bandera falsa, para culpar a Cuba de terrorismo, y así tener un motivo para invadir la isla. Como corolario, la operación Dirty Trick (truco sucio) se planteaba culpar a Cuba si la nave espacial del astronauta John Glenn se estrellaba. En Operación avalancha, un agente de la CIA advierte que si los jóvenes fracasan en la realización de su película, derrumbarían la nave del Apollo 11, y culparían a los soviéticos. De nuevo, en plan de cachondeo, Johnson aprovecha para dirigir su atención a conspiraciones reales que estuvieron planteadas, pero que nunca se concretaron.
            Operación avalancha es una película inteligente, en buena medida porque se burla de todos por igual. El aspecto bufón de la película es una burla a los conspiranoicos que no alcanzan a ver lo ridículas que son sus teorías. Pero, al mismo tiempo, es una burla a aquellos ingenuos que por el mero hecho de que haya conspiranoicos diciendo estupideces, asumen que se pueden confiar ciegamente en los gobiernos y los medios de comunicación.

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