viernes, 30 de diciembre de 2016

Venezuela y Zimbabue: semejanzas insospechadas

En los últimos años, Venezuela y Zimbabue han sido comparados continuamente. A la vista, salta el hecho de que Chávez, en su afán por ser amiguito de cuanto dictador brutal tercermundista apareciera, invitó en más de una ocasión a Robert Mugabe a Venezuela. Aunque Chávez ni por asomo fue el déspota que sí es Mugabe, hubo algunas semejanzas en su estilo populista y revanchista.
Tanto Venezuela como Zimbabue eran países con muchas posibilidades económicas, y sus respectivos líderes populistas lo llevaron todo a la mierda. Venezuela tiene el dudoso honor de ser el país con la inflación más alta en el mundo, pero por muchos años, la distinción la tuvo Zimbabue. Mugabe emitió los infames billetes de millones de dólares; aún los venezolanos no hemos llegado a ese nivel, pero Maduro, con su control inconstitucional del Banco Central, emite papel moneda a lo bestia, y quizás en pocos años, lleguemos a tener billetes de millones de bolívares.

Pero, deseo destacar un paralelismo que, hasta donde sé, no ha sido señalado por nadie. En un aspecto, la independencia de Zimbabue fue similar a la de Venezuela. Zimbabue era originalmente la colonia británica de Rhodesia del Sur. A medida que la Gran Bretaña se iba deslastrando de sus posesiones africanas, y emergían nuevos países con gobernantes negros, los blancos de Rhodesia del Sur declararon unilateralmente su independencia, y formaron un nuevo país, Rhodesia. Ninguna otra nación lo reconoció.
El líder de ese movimiento independentista, Ian Smith, trataba de justificar aquella movida alegando los mismos argumentos del régimen del apartheid en Sudáfrica: las razas no pueden coexistir, si a los negros se les ofrece igualdad de derechos la minoría blanca se verá exterminada, etc. Y, en vista de que la madre patria Gran Bretaña había abandonado a sus hijos blancos en Rhodesia, a los blancos no les quedaba otro camino que declarar la independencia, para protegerse de la amenaza negra. Así, desde 1969 a 1980, Rhodesia impuso su propio sistema de apartheid, hasta que la guerrilla bajo el mando de Mugabe puso fin a aquel régimen.
Poco se sabe que la independencia de Venezuela empezó de forma muy similar. En su empeño por satanizar todo lo español, muchos historiadores venezolanos (especialmente los auspiciados por el chavismo) presentan al régimen colonial como una fuente inagotable de opresión, a la vez que presentan a la gesta de independencia como un noble movimiento guiado exclusivamente por ideales de libertad.
Pero, las cosas son más complejas. Los reyes Borbones habían empezado reformas liberales en América. Ciertamente, la sociedad colonial estaba organizada en torno a un rígido sistema de estamentos raciales que impedía la movilidad social a los pardos (negros, mulatos y zambos). Pero, en la última década del siglo XVIII, la corona empezó a flexibilizar ese sistema, y permitió que los pardos libres (es decir, no esclavos) pudieran comprar certificados que les permitían ser considerados de castas superiores, y así, acceder a nuevos privilegios. Era una óptima manera de colocar más dinero en las arcas públicas.
Desde el primer momento, hubo oposición a esta nueva política. Pero, la oposición no vino propiamente de la casta más privilegiada (los blancos peninsulares, es decir, los nacidos en España), sino de los blancos criollos. A su juicio, lo que la Corona y los blancos peninsulares estaban promoviendo era un ascenso social de los pardos que, opinaban los criollos, era muy peligroso. Cuando en 1804 los blancos de Haití fueron exterminados en su totalidad, la preocupación criolla fue aún mayor, y la protesta vino a ser aún más aireada.
En 1810, los criollos tuvieron muchas motivaciones para iniciar la declaración de independencia de Venezuela. Pero, uno de ellos fue indudablemente el temor al ascenso de los pardos. Los criollos temían que la madre patria España no los protegía suficientemente bien frente a los pardos. Y así, lo mismo que Ian Smith en Rhodesia, optaron por la independencia. Pero, al menos en aquel momento, las ideas liberales de Miranda pesaban mucho menos que el interés de la dominación racial. Como en Rhodesia, se trataba de una independencia promovida por blancos, para seguir oprimiendo a negros, en buena medida porque pensaban que la Corona se había vuelto demasiado liberal en asuntos raciales.
Fue precisamente por esto que, en los años siguientes, los pardos lucharon en el bando realista junto a Boves, algo que pocas veces se menciona. La Corona ofrecía más privilegios a los indios y pardos que las élites criollas promotoras de la independencia. El tío de Bolívar, Carlos Palacios, fue uno de los que en los años 1790 encabezó las protestas en contra de las políticas de flexibilización del sistema de castas. Su sobrino Simón, vivía tranquilamente en su finca con esclavos, y presumiblemente, compartía el mismo desdén ante la idea de que los pardos pudieran ascender socialmente.
Todo hay que decirlo, Bolívar, tras su estadía en Haití, cambió de opinión. Prometió la libertad a los esclavos y la igualdad de derechos a todos, y con esto, logró que los pardos se unieran a sus filas. Ésa fue la clave para expulsar a los españoles, y Bolívar en buena medida cumplió sus promesas. Pero, no perdamos de vista que, al menos en las primeras fases, la independencia de Venezuela tuvo las mismas motivaciones que las de Rhodesia: racismo puro y duro.

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