miércoles, 4 de febrero de 2015

"American Sniper" es criticable, pero no por los motivos que se alegan



            La película American Sniper, dirigida por Clint Eastwood, se proyecta como batidora de récord de taquilla en EE.UU. Trata sobre la vida de Chris Kyle, un francotirador norteamericano que tuvo en su cuenta más de centenar y medio de víctimas en su servicio en Irak.
            Un filme como éste inevitablemente generará mucha controversia, como de hecho, está ya ocurriendo. No llega al nivel de brutalidad de la saga de Rambo, pero, celebrar a un personaje que en la vida real (Rambo al menos es ficticio) ha matado a centenar y medio de personas, no en batalla abierta, sino escondiéndose quién sabe dónde, herirá la sensibilidad de muchos. El cineasta Michael Moore, por ejemplo, dijo en un tweet que en su familia, cultivaron el odio a los francotiradores, pues hacen sus hazañas de forma cobarde, en la clandestinidad.

            A mí no me gustó la película, pero creo que la lluvia de críticas negativas que han caído sobre ella, son en su mayoría injustas. La película me desagradó porque, predeciblemente, no es suficientemente crítica con las fuerzas armadas norteamericanas, y la guerra en Irak. Hay un despliegue continuo de patrioterismo barato, sobre todo en la escena final, la cual muestra con imágenes reales, el funeral de Kyle. Y, por supuesto, los iraquíes siempre son sucios, feos y traicioneros.
Estando en Irak, el personaje de Kyle empieza a odiar a un francotirador iraquí rival, al punto de deshumanizarlo, pero en ningún momento se plantea que ese francotirador forma parte de una resistencia frente a un invasor ilegítimo. En ningún momento Kyle se pregunta si las armas nucleares que sirvieron de excusa para invadir Irak, aparecerán algún día. Kyle continuamente reprocha a los terroristas islámicos por el daño que hacen, pero no asoma ni un ápice de reproche a los políticos norteamericanos que decidieron la invasión de Irak que, como hoy sabemos, nada tuvo que ver con la lucha contra el terrorismo.
La película explora tenuemente el daño psicológico por el cual atraviesa un soldado y su familia. Pero, al final, el espectador se lleva la impresión de que el mensaje es: no importa, es necesario hacer ese sacrificio por la patria. El propio Kyle murió en EE.UU., a manos de un veterano que sufría síndrome de estrés post-traumático, una enfermedad bastante común entre los soldados que han ido a la guerra. La película casi no explora la epidemia de esta enfermedad entre los soldados de EE.UU.
Ahora bien, la crítica más común que se ha hecho desde la izquierda, no es tanto a la película, sino al propio Kyle. Y, se le reprocha ser un psicópata, pues nadie normal tiene en su haber centenar y medio de muertes. La crítica a la película consiste, no tanto en su patrioterismo o presentación acrítica de la guerra de Irak, sino en la glorificación de un psicópata.
Yo sospecho que, efectivamente, para matar a tanta gente, Kyle debió haber sido un tipo con poca empatía (el psicópata no tiene empatía) ante el sufrimiento de los demás. Pero, si el Kyle real era como se presenta en la película (y, según testimonios de gente cercana, sí se parece bastante), entonces el francotirador sí es una persona muy empática, pues siente con gran pasión la camaradería que se desarrolla entre soldados.
El hecho de matar a centenar y medio de personas no es intrínsecamente objetable. Michael Moore, por ejemplo, en su tweet dejaba entrever que todo francotirador es un ser despreciable. Pero, yo no lo creo así. Los francotiradores no son criminales de guerra, y sus tácticas están permitidas bajo la doctrina de la guerra justa. La misión del soldado es matar a los combatientes enemigos. Si el centenar y medio de personas que mató Kyle eran combatientes, entonces, en realidad, no hay nada que reprochar (y mucho que celebrar, pues ésa es su legítima misión).
Ciertamente, la guerra en la cual luchó Kyle fue injusta. Pero, eso es responsabilidad de los políticos que tomaron la decisión de enviar a los militares a luchar en esa guerra. La responsabilidad de los militares no está en el ius ad bellum (la ley que rige el derecho de ir a la guerra), sino en el ius in bello (la ley que rige el derecho una vez que se ha entrado en la guerra). Y, francotiradores como Kyle no necesariamente violan el ius in bello.
Si Kyle hubiese matado civiles inocentes, entonces sus acciones sí serían criminales. Pero, al menos como lo presenta la película (quizás la vida real fue distinta, pero nunca lo sabremos), Kyle nunca mató a civiles inocentes. Mató a una mujer civil que, al tomar una granada e intentar lanzarla, renunció a su estatuto civil y se convirtió en combatiente. Y, en una escena bastante dramática de la película, Kyle está a punto de matar a un niño que se dispone a disparar un mortero (ese niño, sin importar su edad, también sería un combatiente, y un objetico legítimo de ataque), pero Kyle es renuente a disparar; al final, el niño abandona el mortero, y Kyle aborta el disparo, en un momento de gran tensión.
Si de verdad Kyle tuvo tanto cuidado distinguiendo a civiles de combatientes, merece todos mis elogios. Supongo que habrá francotiradores que no hacen estas distinciones, y no les importa matar a inocentes. Pero, no podemos meter a todos los francotiradores en el mismo saco. Debemos reprochar al francotirador que se comporta como terrorista y mata inocentes; pero no podemos reprochar al francotirador por el mero hecho de serlo.

1 comentario:

  1. El 25% de los norteamericanos tiene por rutina ir al cine, mercado cautivo que alienta a Hollywood a producir cualquier cosa

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