miércoles, 21 de agosto de 2013

Las líneas de Nazca y la resurrección de Jesús



En torno a la resurrección de Jesús, hay dos hechos que ameritan una explicación: 1) dos días después de la crucifixión de Jesús, unas mujeres fueron a su sepulcro y lo encontraron vacío; 2) los discípulos tuvieron experiencias de haberse encontrado con Jesús resucitado. Hay motivos para sospechar de la autenticidad del primer hecho, pero por ahora asumamos que, en efecto, hubo una tumba vacía. El segundo hecho sí es admitido por todos los historiadores.
 
            Tradicionalmente, se ha formulado una amplia gama de hipótesis para explicar estos dos hechos. Quizás Jesús sobrevivió a la crucifixión, y se le apareció a los discípulos haciéndoles creer que había resucitado. Quizás los discípulos robaron el cuerpo en una conspiración. Quizás las mujeres fueron a la tumba equivocada. Quizás Jesús tuvo un hermano gemelo y se hizo pasar por él. Quizás los discípulos tuvieron alucinaciones. Quizás las experiencias de los discípulos fueron estrictamente subjetivas, y entendieron la resurrección como una alegoría.
            Todas estas hipótesis enfrentan problemas. Los romanos eran expertos en matar gente, y es poco probable que Jesús bajase vivo de la cruz. Es poco probable que los discípulos hubieran robado el cuerpo, pues estuvieron dispuestos a sufrir el martirio por sus creencias. Si las mujeres fueron a la tumba equivocada, las autoridades judías pudieron haber mostrado el cuerpo de Jesús para desprestigiar al naciente movimiento cristiano. No hay ninguna mención de un hermano gemelo de Jesús. Las alucinaciones colectivas son muy raras. Los relatos sobre la resurrección tienen una semblanza literal, y no parecen ser meras alegorías.
            Frente a estos problemas, los apologistas invocan la hipótesis de la resurrección: Jesús sí resucitó, y eso explica mejor los hechos. Pero, la objeción tradicional a esto es que, aun si las hipótesis naturalistas anteriores son improbables y enfrentan problemas, son menos improbables que la hipótesis que invoca un hecho sobrenatural. Ciertamente no era común que los reos sobreviviesen a la crucifixión, pero, ¿cuán común es que los muertos regresen a la vida? Obviamente, aun si la hipótesis de que Jesús bajó vivo de la cruz es improbable, es menos improbable que la hipótesis de que Jesús murió y resucitó. Cabe acá la explicación que ofrecía David Hume: por definición, un milagro es un evento que, en tanto desafía las leyes de la naturaleza, es improbable. Y, en ese sentido, la explicación naturalista siempre será más probable que la explicación sobrenatural.
            El apologista se defiende, postulando que el alegato de Hume sólo se sostiene si asumimos a priori un prejuicio naturalista. Pero, si aceptamos que Dios existe y que puede revelarse al hombre mediante milagros, entonces la resurrección de Jesús sería la hipótesis más probable para explicar los hechos.     
            Me parece que el argumento del apologista falla, y es fácilmente reducible al absurdo. Consideremos las líneas de Nazca o las pirámides de Egipto. Siempre ha resultado un tanto misterioso cómo estas grandes obras de ingeniería fueron construidas por civilizaciones antiguas que carecían de las tecnologías modernas para realizar estos proyectos de gran envergadura. Los habitantes precolombinos de Perú no conocían la rueda, de forma tal que es difícil explicar cómo trasladaron las piedras para dar forma al mono y otras figuras. Y, además, desde abajo, no son apreciables las figuras (tanto así que estas líneas fueron apenas descubiertas en el siglo XX por un aviador). En el caso de Egipto, es también intrigante que una civilización sin conocimientos muy refinados de física o geometría, y con tecnologías bastante precarias, pudieran construir esas maravillosas pirámides.
 
            Los historiadores han ofrecido hipótesis para explicar cómo se lograron estas grandes obras, pero ninguna ha sido definitiva. Todas enfrentan algún problema que atenta contra su probabilidad, y eso permite la formulación de hipótesis alternativas. Ahora bien, frente a estas pequeñas dificultades, en el siglo XX, el extravagante autor Eric Von Daniken postuló que la mejor explicación respecto al origen de las líneas de Nazca es la siguiente: son obra de antiguos astronautas extraterrestres que las diseñaron para aterrizar en sus visitas a nuestro planeta. Con eso, se ahorra los problemas de explicar cómo una civilización con tecnología tan precaria, pudo construir semejante obra de ingeniería.
            Los historiadores responden: ciertamente las hipótesis tradicionalmente formuladas tienen algún grado de improbabilidad, pero son menos improbables que la hipótesis de los antiguos astronautas. Pero, Von Daniken fácilmente podría contra-argumentar que esas explicaciones son menos probables, sólo si a priori asumimos el prejuicio de que no hay vida extraterrestre con interés en visitarnos. Si nos abrimos a la posibilidad de la existencia de vida extraterrestre y viajes inter-planetarios, entonces la hipótesis del origen de las líneas de Nazca en los antiguos astronautas es la más probable.
            Los apologistas típicamente acuden a argumentos independientes para intentar probar que Dios existe, y a partir de eso, postular que, una vez aceptada la existencia de Dios, la resurrección de Jesús es la hipótesis más probable para explicar los hechos anteriormente mencionados. Me parece que esos argumentos tienen algún grado de plausibilidad, pero no son lo suficientemente contundentes como para establecer la cadena argumentativa que desemboca en la resurrección de Jesús.
Lo mismo que respecto a la existencia de Dios, ha habido algunos argumentos a favor de la existencia de vida extraterrestre (la célebre ecuación de Drake es uno de esos argumentos). Lo mismo que los apologistas cristianos, Von Daniken podría partir de ese argumento más o menos plausible a favor de la existencia de vida extraterrestre, y establecer una cadena argumentativa que concluye que la visita de antiguos astronautas es la hipótesis más probable para explicar el origen de las líneas de Nazca.
Obviamente, el proceder de Von Daniken sería a todas luces falaz. Pero, precisamente, debería servir como reducción al absurdo de los intentos apologistas por tratar de demostrar que la resurrección de Jesús es la hipótesis más probable para explicar los hechos históricos. Ciertamente operamos bajo un prejuicio al rechazar a priori la existencia de Dios o los extraterrestres como plataforma argumentativa. Pero, es necesario hacerlo así. Pues, esa visión del mundo naturalista (o en ignorancia de la vida extraterrestre) es la que nos permite instrumentar el principio de parsimonia. No es necesario invocar a Dios o los extraterrestres para explicar un fenómeno que es explicable con hipótesis acordes a nuestra experiencia diaria del mundo.
En todo caso, si se llegase a demostrar que Dios o los extraterrestres existen, ciertamente tendríamos que modificar nuestro prejuicio naturalista. Pero, aún en ese caso, no sería suficiente para asumir que la resurrección de Jesús, o la visita de astronautas antiguos, sea la hipótesis más probable.
En el caso de las líneas de Nazca, el descubrimiento de vida extraterrestre (inclusive si es vida inteligente) no probaría nada, pues quedarían aún muchos vacíos explicativos: ¿por qué los extraterrestres escogieron ese momento y ese lugar para visitarnos? ¿Por qué no dejaron un mejor registro de su obra? Si son tan avanzados, ¿por qué no construyeron una pista mejor?
En el caso de la resurrección de Jesús, la demostración de la existencia de Dios tampoco probaría que un judío crucificado en el siglo I regresó a la vida. Pues, igualmente, quedarían muchos vacíos explicativos: ¿por qué Dios esperó tanto para hacernos llegar su revelación a través de la resurrección? ¿Por qué no hace un milagro más espectacular, como curar el SIDA o el cáncer? ¿Por qué no se manifestó en el senado romano o en China, y así aseguraba que su revelación llegara a más gente en el planeta?

1 comentario:

  1. Existen explicaciones muy simples y convincentes para las pirámides egipcias: http://blogs.elcorreo.com/magonia/2010/01/25/un-carpintero-demuestra-como-pudieron-moverse-grandes/

    En cuanto a la resurrección de Jesús y su relación con la existencia de Dios, no las veo asumibles: concediendo que Jesús resucitó, caminó sobre las aguas o multiplicó peces, eso no implica la existencia de Dios, entre otras cosas porque el concepto de Dios es del todo vago, si no huero. Y si no lo fuera, ¿quién te dice que sus milagros no son obra del Diablo o simplemente de él mismo, sin ser Dios? ¿Acaso no había gente que exorcizaba en nombre de Jesús?

    ResponderEliminar