sábado, 30 de julio de 2011

Fe de errata: a propósito de Stephen Jay Gould


Cuando escribí El darwinismo y la religión, dediqué el capítulo 6 a evaluar si la religión y la ciencia son compatibles. Mucha gente opina que sí, pero yo discrepo, y así lo manifestaba en el libro. Pues, hay una oposición fundamental en las hipótesis de la religión y las hipótesis de la ciencia. Según la religión, Dios creó a la especie humana: esto implica que nuestra especie fue creada con un propósito, con un plan pre-establecido. Según la ciencia, en cambio, la evolución no está conducida por un plan preconcebido impregnado de propósito, sino que opera con base en mutaciones aleatorias que, dadas las circunstancias del hábitat, algunas son retenidas por la selección natural. La religión postula un mundo creado por la necesidad del designio divino; la ciencia postula un mundo surgido por la contingencia de las mutaciones.

Para respaldar este alegato, yo citaba un conocido pasaje del biólogo Stephen Jay Gould, en el cual advertía que, si al pensar en la evolución como una película, rebobinásemos la cinta, muy probablemente el resultado sería muy distinto al actual, y el hombre no habría aparecido. Con esto, Gould quería señalar que la aparición del hombre fue una mera contingencia, y que por ende, nuestra existencia no es atribuible a la agencia de una entidad omnipotente que nos creó con un propósito.

Pero, ahora, deseo elaborar una fe de errata. Creo que Gould se equivoca. Si rebobinásemos la cinta de la evolución, el resultado habría sido el mismo, y habría sido inevitable que el hombre apareciera. Cuando escribí El darwinismo y la religión, no concedía tanta importancia a la cuestión del determinismo. Pero, creo que eso ha sido un error. La ciencia opera bajo la presunción de que existe una regularidad causal en el mundo, y a esto, por supuesto, lo llamamos ‘determinismo’. Al rebobinar la cinta, es inevitable que se active nuevamente la máquina que hace que las cosas ocurran como ocurren. Así, podemos rebobinar mil veces la cinta, y mil veces tendrá el mismo resultado. Nada pudo haber pasado de un modo distinto a como ocurrieron las cosas.

Postular, como hacía Gould, que al rebobinar la cinta se puede obtener un resultado distinto al que se obtuvo implica postular que, extrañamente, la cadena de causalidad pudo haberse interrumpido para que surgieran eventos espontáneos que no son causados por nada. Habría suma dificultad en explicar la naturaleza de estos eventos espontáneos. Si acaso la física cuántica abre la puerta al indeterminismo, hasta ahora sólo se refiere a eventos a escala subatómica, de manera tal que, de nuevo, la cinta seguiría reproduciendo el mismo resultado.

Ahora bien, frente al hecho de que, en función del determinismo, la aparición del hombre no pudo haber sido de otra manera, ¿implica eso que alguna inteligencia cósmica creó al hombre? No. Debemos distinguir entre dos tipos de causalidad: la eficiente y la teleológica (en el clásico ejemplo de Aristóteles, el primer tipo de causa se refiere a quién hizo una estatua, mientras que el segundo tipo de causa se refiere al propósito para el cual se hizo la estatua).

La aparición del hombre ha estado mediada por una serie de causas eficientes, que en efecto, han hecho inevitable este resultado. Así, la aparición del hombre no es azarosa, en el sentido de que procede de una secuencia ininterrumpida de causas. En estricto sentido, las mutaciones no son azarosas, pues inclusive ellas tienen causas. Ciertamente no las conocemos actualmente (y, quizás nunca las conoceremos), pero si nos adscribimos al determinismo (como creo que todo científico debe hacer), debemos admitir que todos los eventos del mundo tienen una causa, y eso incluye a las mutaciones. En función de esto, la aparición del hombre sí procede de una serie de causas eficientes.

Pero, el hombre no procede de una serie de causas teleológicas. No hay evidencia de que alguna inteligencia ideó un programa eficiente desde el inicio de los tiempos para crear a la especie humana; de hecho, el tortuoso camino que hubo de recorrer el género Homo para llegar a Homo sapiens sería más bien evidencia de que no hubo un agente causal teleológico.

De manera tal que, contrario a lo que pensaba Gould, al rebobinar la cinta, seguramente desembocaremos nuevamente en la aparición del hombre, dadas las leyes de la física que rigen nuestro universo. Pero, con todo, podemos seguir sosteniendo que el modo en que apareció la especie humana es incompatible con la idea de un Dios omnisciente que, desde un inicio, programó el universo para que desembocara en la aparición del hombre. Desde el Big Bang, Homo sapiens estuvo determinado a aparecer. Pero, Homo sapiens vino a aparecer sencillamente por la operativa mecánica de las leyes del universo, y no por la anticipación de una inteligencia creadora.

2 comentarios:

  1. Luis Vivanco escribe:

    Tu reflexión parece consistente. Pero, ¿Cómo quedaría allí la idea de los mundos posibles (universos alternos)? Es decir, si "rebobinar la cinta" va a traer los mismos resultados, ¿No habría esperanza de reescribir la cuestión, ... la historia del universo? Parece un punto de vista muy leibniziano: las cosas sucedieron como sucedieron y como sucedieron es como tenían que suceder, y como tenían que suceder como sucedieron, sucedieron del mejor modo: porque sucedieron: como tenían que suceder. A mi no me deja muy conforme esa postura, que unos llaman "optimismo" (y la desaprueban, curiosamente) y otros llaman "fatalismo" (y también la desaprueban, nada extraño). Yo creo que más bien hay varias máquinas filmadoras, y nosotros estamos en una en que las cosas suceden como nos suceden, pero en otras máquinas quizá las cosas suceden distintas: Napoleón no es derrotado en Waterloo, el avión de Chávez se cae en uno de los sopotocientos viajes desde Cuba a Venezuela y se lo comen los tiburones, las torres gemelas no se caen, etc. etc. Pero no nos ha tocado vivir esa particular fantasía.

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  2. La idea de los mundos alternos es interesante. Yo creo que, dadas las leyes (y me parece que éstas son contingentes) que rigen el universo, esos mundos paralelos no pueden existir. Por eso, pienso que ...la pregunta "¿Qué hubiera pasado si...?" (los llamados 'contrafácticos) no invita a pensar gran cosa, pues para que hubiera pasado algo distinto de lo que pasó, tendría que haber leyes de la física distintas. Por supuesto, sigue siendo intersante preguntarse "¿Qué hubiera pasado si Chávez no hubiese pronunciado el 'por ahora'?" (quizás estaríamos mejor, ¿eh?), pero si el determinismo es verdadero (como creo que lo es), entonces no hubo modo en que Chávez no pudo haber dicho "por ahora".
    En efecto, Leibniz opinaba algo parecido a esto, y por eso, le vale la etiqueta de 'determinista'. Su "principio de la razón suficiente" dice que todo evento tiene una razón de ser que hace que haya ocurrido así, y no de otro modo. No obstante, yo discrepo de Leibniz, pues yo sí creo que este mundo pudo haber sido mejor, pero para ello, repito, tuvieron que existir otras leyes que rigen al universo. Yo opino que las leyes del universo son contingentes, pero los eventos que suceden en el marco de esas leyes NO son contingentes, sino que dependen de la marcha de esas leyes. De manera tal que, a lo sumo, pudieron ocurrir cosas alternas en universos con leyes distintas al universo en que vivimos, pero no en un universo con nuestras mismas leyes.
    Ahora bien, como Ud. bien dice, es interesante que, en fechas recientes, algunos físicos (que tienen pinta de locos) dicen que el universo no está determinado, sino que por cada evento, surge un universo paralelo en el cual se genera aquello que pudo haber ocurrido. Como Ud. seguramente sabe, éstos son los fulanos "universos paralelos". A lo mejor existe un Vivanco que fue un miembro activo del PSUV en un universo paralelo. Es una teoría un poco loca, pero a mí me entretiene mucho.

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